Llegó a este mundo de magia que usa el engaño para decir grandes verdades, como dice él, uniéndose al grupo Jacarandá. Con ellos colaboró en los distintos retos que se plantearon, tanto desde la parte técnica, como desde la interpretación. Comenzó con La locura de Don Juan, de Arniches, siguiendo, entre otras con Eloísa está debajo de un almendro, de Jardiel Poncela, Doce hombres sin piedad, de Reginald Rose y el musical El violinista sobre el tejado, de J Stein S. Harmick y J. Bock. Intervino también en el musical Sandalias al Viento. Posteriormente se unió a Desparpajo para la puesta en escena de La dama boba, de Lope de Vega, Mucho ruido y pocas nueces de William Shakespeare y Don Gil de las calzas verdes de Tirso de Molina